Una historia perversa de amor dosificada en microalientos

martes, 7 de junio de 2011

I WANT YOU 7

Helga se ha hecho con el dispositivo transmisor de sonido de una amiga, una especie de pequeños walkie-talkies que se utilizan para que los papás puedan oir si sus niños lloran en el cuarto contiguo. El artilugio tiene un corto alcance lo cual  me ha obligado a buscarme un disfraz para que nuestra víctima no me reconozca como el tipo que salio por la ventana de su retrete dejando el fondillo de sus pantalones de recuerdo: sombrero, gafas de sol redondas, barba postiza y una gabardina gris que espero resulte anodina. Cuando Helga me ve por primera vez frunce el bigote y no dice nada.
- Que pasa, no te resulto convincente.
- Oh, mucho. Si te encontrase en una acera solitaria te rociaría con mi spray anti-violadores y avisaría a la policía.
A pesar de todo ahí estoy plantado en la acera de enfrente, haciendo como que miro para otro lado pero con los ojos puestos en la cristalera de la agencia dentro de la cual Helga, enfundada en un uniforme rosa palo de girl-scout con pantalones cortos al uso, mantiene en estado de absoluta a estupefacción a nuestra víctima.
"Ha-ha-ha. Explíqueme, palomita, como es eso de que en una ciudad del primer mundo como está no es posible encontrar un ático de seis y salón con jacuzzi en la terraza."
"Voy a hacer todo lo que pueda por encontrar algo que se aproxime lo más posible a lo que está usted buscando" dice la chica intentando sonar voluntariosa.
"¡Estoy segura, estoy segura!...digame, ¿como se llama?"
"Oh, soy Julia, encantada"
"Yo soy Helga. Un placer, creo que vamos a ser unas ESTUPENDAS amigas" dice mi paquete bomba humano y casi veo contraerse a la chica desde mi posición, sin duda un poco intimidada por la oleada afectiva que Helga descarga sobre la gente tal cual como si derramara sobre sus cabezas un caldero de sopa de pollo caliente. "Una joven tan guapa tiene que estar sin duda casada, ¿no es así?"
"Ajá. Pero vaya, no se si viene al caso el que..."
"CLARO QUE VIENE AL CASO, palomita, claro que sí. Voy a gastar toneladas de pasta y parte va a quedarse en su comisión, creo que eso tiene que darnos pie a cierta confianza. ¿no cree? ¡Ha-ha-ha!...no me tome en serio, criatura, solo es que me gusta saber un poco de la gente con la que negocio, ¿la resulto violenta?"
Escucho a Julia emitir un resoplido que no puedo descifrar justo antes de que alguien me pegue un empellón tirándome al suelo. Cuando me recupero de la sorpresa veo frente a mi a un joven anormalmente bronceado para la epoca del año en que estamos embutido en una camisa de manga muy corta para lucir biceps y unos vaqueros destinados a marcar paquete y trasero, jadeando con un teléfono en una mano y unos ojos azules temblorosos de los que hacen pensar que su propietario va a echarse a llorar de un momento a otro. A mi se me ha caido la barba en la caida y no me veo en posición de decir nada inteligente.
- ¡E-e-escuche! -grita presa del pánico- ¡le llevo viendo varios días por ahi pu-pu-pululando y mirando a-a-a mi tienda y le-le-le aviso qu-qu-qu-qu-qu-qu-qu...
Solo entonces reparo que junto a la inmobiliaria de Julia hay una tienda de ropa interior masculina con el estúpido nombre de "Tommy's Secrets", y sin duda este ha confundido el objeto de mi interés al verme ahí plantado todo el día. Una señora mayor con un carro de la compra y gafas de sol de concha me contempla con un gesto de repungnancia y gruñe:
-¿Es un exhibicionista? Estos pervertidos, deberían rociarlos de gasolina y prenderlos fuego mientras las personas decentes bailamos alrededor, ¿no cree?
El joven la mira con precaución y ella enarca las cejas como esperando que rebatan su argumento.
- No te preocupes,- atino a decir yo por fin- no tiene nada que ver contigo. No pienso atracar tu tienda ni ninguna mierda por el estilo, ¿vale? Así que tranquilo. Y no andes dando empellones a la gente sin saber de qué van porque un día te vas a encontrar con lo que no quieres, chaval.
El tio se pone colorado, tiende una mano para ayudar a levantarme del suelo y balbucea:
- L-l-l-lo siento, de verdad, es que te llevo viendo ahí varios días y no sé, me diste un mal rollo increíble, pero ahora sin la barba tienes una pinta más normal, más...mejor...
Creo advertir que se pone aún mas colorado, y la señora también lo advierte porque chilla "¡Cielos, sodomitas!" y abandona el lugar al galope. El tio no parece oir el comentario porque tira de su ceñida camisa hacia abajo, muestra unos dientes blancos perfectos y dice:
- Yo soy Tommy.
- Pues estupendo, TOMMY -gruño recogiendo el walkie-talkie del suelo con evidentes señales de no ir a funcionar tras su impacto contra la calzada- Me has jodido el aparato, ¿ahora qué vamos a hacer?
- ¿Es para hacer escuchas? -pregunta emocionado el tio, y luego en voz baja- ¿e-e-e-eres de la Secreta?
...veo que allí dentro Helga y Julia se vuelven a mirar que es lo que ocurre en la otra acera, así que tengo que mascullar un breve "veteatomarpolculo" y salgo a paso ligero, esperando que solamente el capullo de Tommy haya reparado en mi presencia...
...no sé ni lo que estoy haciendo ni lo que pretendo conseguir con ello, pero desde luego esto no se aproxima en nada a lo que tenía medianamente imaginado...

1 comentario:

  1. Juas, "¡Cielos, sodomistas!". Qué risa, qué me gusta cuando te pones absurdo y qué tendencia (o querencia) tengo por creer que todo el que aparece en la historia tarde o temprano se encamará con este o aquel, incluso la señora de "cielosodomitas".

    Helga, como siempre impecable, más aún embutida en el atuendo que le has puesto.

    ME lo paso muy bien leyéndote tío, pero eso ya lo sabes. Vamos a por la, de momento, última entrada.

    ResponderEliminar